Llega la hora de comer y empieza la pesadilla de los padres: no logramos conseguir que nuestros niños coman verdura. Es difícil enseñarles, e incluso, una vez que has conseguido puede ser que un día decidan repentinamente que dicha verdura es veneno y no quieran comerla. Si puedes lograr que a tus hijos les guste una verdura en algún momento, regresarán a ella en el futuro.
Pero la clave para superar este problema y conseguir que los niños más quisquillosos con la comida en general intenten probar las verduras, está en alentar a los niños a seleccionar entre una gran variedad, de modo que siempre habrá algunas que puedan llegar a aceptar. En este post contamos algunos consejos para mejorar la alimentación de tus hijos en este grupo de alimentos.
1. Sirve las verduras en raciones pequeñas
Es fácil caer en la rutina en cuanto a la ingesta de verdura, pero, si deseamos que haya variedad de alimentos en su dieta, debemos servirles una gran variedad de alimentos. Esto implica que tú también debes comer una amplia variedad de verduras.
Sin embargo, es más que probable que los niños que las detestan no estén muy contentos ante tanta variedad. Para lidiar con este descontento, puedes alternar las verduras que le gustan a tu hijo con otras poco familiares con los que puede que se sienta amenazado. También, sirve nuevas verduras y las que no les gustan, hazlo en porciones más pequeñas.
2. Mantente firme
Sirve verdura que sabes que no les gusta al menos unas 15 veces con la esperanza de que al final acepte dicha verdura. La persistencia puede resultar la estrategia más efectiva para conseguir que se las coman. Estudios realizados en todo el mundo han demostrado que la mayoría de los padres dejamos de servir verduras a los niños cuando nos dicen que no les gustan después de que no les gustan después de 3 a 5 intentos.
También, a la hora de alimentar a los más pequeños y a los bebés, los cuidadores tienden a llegar a la conclusión sobre si a un niño le gusta o no un alimento a pesar de que puede que no estemos totalmente convencidos. Hay que dárselo a probar de nuevo para estar seguros.
La clave para ser persistente es abstenerse de pelear con nuestro hijo sobre lo que está en el plato. Mantener la calma no requiere más que un reconocimiento justo y ser sensatos con las reglas alimenticias que le comunicamos. Lo cierto es que no hay unas reglas para lograrlo por arte de magia. Decide qué es lo que puede funcionar para tus niños, establece claramente las normas, y luego ejecútalas en la mesa, y listo.
3. Cambia la forma en la que sirves las verduras
Es fundamental que las verduras tengan un buen sabor. Puede parecer una obviedad, pero es cierto que a veces, se dejan en un segundo plano y se presta más atención al resto de los grupos alimenticios. Si no sabes qué recetas hacer, puedes consultar un libro de recetas vegetarianas para que te inspire un poco.
También, una buena estrategia es pensar en los platos que más le gustan a tu hijo y encontrar formas de incorporarle verduras. Asimismo, cambiar la forma en que las sirves puede ser una forma tan simple como efectiva para cambiar su visión sobre dicho alimento.
4. Haz que se involucren en la compra de verdura
Los niños son más propensos a probar una comida nueva si han ayudado a cocinarla, y también ayuda llevarlos al mercado y al super. Es muy conveniente que ellos mismos sean quienes los escojan, ya que se apartan del desconocimiento. También podrá ayudar el ejemplo de sus amigos, ya que al ver que ellos comen con placer un alimento que a el no le gusta puede incitarle a darle otra oportunidad.
5. Sírvele de buen ejemplo
Lo que los padres comen importa. Es de suma importancia lo que tu hijo observe que comes porque tendrá un impacto en sus propios hábitos, especialmente si estás intentando decirle que las verduras pueden ser deliciosas. Dicho esto, ten presente que es posible que a tu hijo no le guste algo solo porque a ti te gusta. Todos somos diferentes, y tú estás intentando cambiar una actitud.
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