8 Consejos para gestionar las rabietas

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Ser padres es maravilloso, pero hay ocasiones en las que la preocupación por el bienestar de los hijos pone tanto a papás y mamás en tensión. Este es el caso de las llamadas rabietas, son muchos los padres que no saben cómo gestionarlas y pasan verdaderos apuros al ver sufrir a sus hijos. Si este es tu caso, sigue leyendo, desde Smart Nursery te explicamos qué son y te ofrecemos 8 consejos para gestionar las rabietas.

 

¿Qué son las rabietas?

Las rabietas son comportamientos naturales y temporales de alta intensidad emocional, producidos por un deseo insatisfecho o un sentimiento descontrolado del niño.

Estos berrinches comienzan a entre los 12 y 18 meses, suelen empeorar a la edad de 2 o 3 años y luego disminuyen en torno a los 4 años.

Además, factores como la sed, el hambre, el cansancio, estar enfermo o el aburrimiento suelen ser los detonadores de estos berrinches, y si la causa es otra, contar con estos factores añadidos puede empeorar y alargar el desagradable momento.

Lo primero que desean los padres ante una rabieta es controlar la situación, que muchas veces se manifiesta con una contestación negativa. Esta actitud de los padres, puede empeorar la situación y alargar los berrinches. El niño necesita aprender a entender sus emociones, y vosotros como padres, debéis no solo aceptar la frustración de los hijos, sino también la vuestra.

 

Consejos para gestionar las rabietas

 

  • Anticipate a la rabieta

Como hemos comentado anteriormente, el hambre, la sed o el cansancio son factores detonantes para las rabietas. Nuestro consejo es que lleves siempre algo de comida, agua y el carrito o portabebés por si tu hijo se cansa. Vosotros como padres conocéis a vuestros hijos, tened en cuenta sus tiempos.

 

  • Respeta a tu hijo

No le grites, insultes, castigues o ignores, serán contraproducentes ante una rabieta, no aliviarán la situación, y tus hijos perderán la confianza en ti.

 

Además, los niños tienen también su autonomía, observa si la estás respetando. Ellos mismos te pedirán ayuda cuando lo necesiten.

 

  • Sus emociones también son importantes, validalas

Las emociones positivas resultan mucho más fáciles de aceptar que las negativas. Cuando tu hijo está pasando por una rabieta es muy importante que le acompañes, acepta esos sentimientos y ayuda a tu hijo a aceptarlos también. Puedes utilizar frases como ‘No pasa nada por sentirse así, es algo normal’, ‘Te entiendo, estoy aquí’.

 

  • Identifica sus sentimientos

Al igual que en el punto anterior, además de acompañar al niño en esos momentos de frustración, es necesario que como padres y madres toméis las riendas de la situación. Es importante que sepáis por qué se ha detonado la rabieta, y si vuestro hijo es lo suficientemente mayor, cuando esté calmado podéis ponerle un nombre a esa emoción que ha sentido. Un truco muy bueno es utilizar el juego, ‘El monstruo de los colores’ puede ser la opción perfecta para estos momentos.

 

  • Ayuda a tu hijo a descargar adrenalina previamente

Una opción muy recomendable es utilizar juegos brutos o enérgicos; cosquillas, saltos, bailes, carreras… Os ayudarán a conectar con los pequeños, reirte y aliviar las tensiones del día junto a ellos. Así conoceréis más a vuestros hijos y no acumularéis agresividad.

 

  • Comparte tiempo de calidad con el niño

Otra de las causas por las que suceden las rabietas es que los niños se sienten solos, ellos lo perciben todo, y aún más cuando notan que no pasáis el suficiente tiempo con ellos. Sabemos que conciliar la vida moderna con los hijos es difícil, pero cuando notéis que vuestros hijos están teniendo rabietas a menudo, es mejor que hagáis un esfuerzo por compartir tiempo de calidad con los más pequeños.

 

  • No des órdenes, haz que suene como una invitación

Una manera de gestionar las rabietas es conseguir que tu hijo haga algo es mucho más fácil de lo que parece, sólo tienes que comunicarlo de una manera más positiva y alegre. En vez de darle órdenes, que destacan tu autoridad de una manera más agresiva, haz que estas órdenes suenen como una invitación. Puedes decirle por ejemplo ‘si te comes todo después podremos jugar’.

 

  •  Modula tu frustración

Muchas veces es inevitable tener sentimientos negativos hacia vuestros hijos, el berrinche puede despertar estas emociones de angustia y frustración, pero es imprescindible mantener la calma para gestionar las rabietas. Vosotros como papás y mamás sois el ejemplo a seguir por vuestros hijos y el motor del cambio. Vuestra propia frustración puede empeorar la rabieta, ya que los más pequeños os percibirán alterados y entenderán aún menos sus emociones.

 

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